Me cuesta mucho más de lo que creía escribir en este blog, abierto para denunciar. No son los obstáculos materiales lo más importante, sino yo misma con mis barreras psicológicas.
Siento como si mi situación de expolio de todos mis derechos, en exclusión social, hubiera alcanzado el momento de aceptarla como si fuera lo normal como medio de supervivencia. Y esto me da miedo, porque, con bajones o no, quiero seguir adelante en mi lucha contra el atropello y la injusticia y recobrar mi vida.
Me da la impresión de que, al igual que algunos padecen síndromes producidos por situaciones extremas, ya sea por pérdida de su libertad por secuestro o cualquier otro atropello de derechos humanos, yo, tras doce años de permanente y dura lucha en soledad, ahora hubiera dejado de sufrir porque he llegado a aceptar mi situación de exclusión social como normal.
Siento como si mi situación de expolio de todos mis derechos, en exclusión social, hubiera alcanzado el momento de aceptarla como si fuera lo normal como medio de supervivencia. Y esto me da miedo, porque, con bajones o no, quiero seguir adelante en mi lucha contra el atropello y la injusticia y recobrar mi vida.
Me da la impresión de que, al igual que algunos padecen síndromes producidos por situaciones extremas, ya sea por pérdida de su libertad por secuestro o cualquier otro atropello de derechos humanos, yo, tras doce años de permanente y dura lucha en soledad, ahora hubiera dejado de sufrir porque he llegado a aceptar mi situación de exclusión social como normal.