Este es un blog de denuncia. La bitácora tiene por objeto hacerme oír y denunciar públicamente el atropello y la discriminación que estoy padeciendo desde el año 1997 originadas por la Administración Pública y la "Justicia" en nuestro supuesto Estado de Derecho. Lo que me está ocurriendo puede pasarle a cualquier persona. Recoge unas terribles vivencias con la esperanza de lograr salir de ellas algún día y de que sirva para evitar el que nadie más las sufra.

Aviso y bienvenida

Te doy la bienvenida. Soy Isabel Corral y, muy a pesar mío, este blog irá un poco a trancas y barrancas por mi inexperiencia y a causa, sobre todo, de los obstáculos que debo salvar cada día en mi lucha por la supervivencia, amén de que no tengo Internet y dependo de lugares públicos gratuitos. Si quieres contactar conmigo hazlo a la dirección de correo icorral.jam@gmail.com

jueves, 7 de octubre de 2010

Con agradecimiento

Menos mal que mis malos augurios del pasado día 21 no se han cumplido. De modo que voy a contaros lo que he hecho hoy, 29 de septiembre, en mi circunstancia de indigente y que, aunque aparentemente pueda resultar banal, para mí es muy importante, porque es mi supervivencia.
Ha habido Metro y esto me ha permitido llegar al Comedor. Las personas que, como yo, vamos al Comedor Social del Programa Integral San Vicente de Paúl, de las Hijas de la Caridad, en Madrid, hemos tenido un día normal, felizmente, con acceso también a todos los demás servicios del Centro: duchas, lavandería, Centro de Día... A pesar de las dificultades, que imagino que han debido de tener las monjas para darnos de comer en este día de huelga, no nos ha faltado de nada. El menú ha consistido en ensaladilla rusa o judías pintas, a elegir. De segundo plato huevos duros o medio queso pequeño tipo holandés y chopped. Esto último es muy de agradecer porque me sirve para hacer el bocadillo de la cena durante varios días. Me he llevado una alegría cuando, a la salida, he recibido el dulce regalo de un bote de leche condensada. Hace siglos que no la pruebo. Sor Damiana explicaba con una sonrisa las bondades del regalo a algunos de los compañeros africanos que daban vueltas al moderno envase sin llegar a entender su contenido, pues éste les llevaba a engaño. Eso me recordó que, antes, mientas esperaba mi turno para coger el tique de la ducha oí a alguien comentar que le habían dado en el comedor algo que le parecía que era jabón. Al decirle yo que era imposible que en el comedor dieran jabón, me contestó "bueno... lo oleré antes".
Al Comedor acuden muchos musulmanes, y las monjas, que son muy respetuosas con su religión, cuidan de que puedan tener una alternativa a los productos del cerdo. Y eso que somos más de quinientas las personas que allí vamos a comer a diario.
Sor Damiana, que tiene más de 80 años, es todo un personaje. Es enérgica y menuda, de penetrantes ojos azules y un tanto cascarrabias cuando se le agota la paciencia, lo que ocurre a menudo. Ocupa el puesto primero de la fila de voluntarios del mostrador por el que pasamos todos con nuestras bandejas metálicas, que se van llenando con el primer plato, el segundo y el postre, y que, a veces, casi se desborda con exquisiteces de Mallorca y Viena Capellanes. Yo tocaría las campanas cuando hay bollería, porque los bollos me vienen que ni pintados para el desayuno. Ésta del mediodía es la única comida que tenemos la mayoría de nosotros.
Desde su "atalaya" Sor Damiana nos controla a todos con las manos cruzadas apoyadas en el final del mango del enorme cucharón, ahora en reposo, que momentos antes utilizaba para servirnos el primer plato. Veo que hoy está muy contenta. Imagino que será porque todo ha salido bien. Al despedirme le digo algo que ahora no recuerdo, sólo tengo su imagen echada hacia adelante acercándose a mí, como en una confesión, para decirme en voz baja que es enfermera, que lleva cincuenta y cinco años trabajando con enfermos terminales y que eso le ha marcado un carácter particular, muy distinto al de las hermanas que están con niños añadiendo con orgullo "soy burgalesa y en la comunidad me dicen que soy muy ocurrente".
Os cuento todo esto porque para nosotros, indigentes, sin techo y demás personas en exclusión social es básico contar con un lugar donde poder comer y estar, y este comedor es el único que no cierra ningún día del año. Es cuestión de pura supervivencia cuando estás solo y no tienes nada.
Gracias al Programa Integral San Vicente de Paúl, de las Hijas de la Caridad, he conseguido recuperarme de la grave desnutrición a la que me condujo la Seguridad Social cuando en marzo del año 2002 dejé de percibir mi pensión de Invalidez, por enfermedad profesional. Os iré contando poco a poco todo lo ocurrido desde entonces y los motivos por los que dejé de cobrar, injustamente y de manera ilegal.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Isabel, acabo de leer lo que has escrito sobre el Comedor de Martínez Campos y estoy totalmente de acuerdo contigo. Yo también soy usuario del mismo comedor desde hace varios años. Creo que es la primera vez que alguien agradece públicamente todo lo que hacen a diario las monjas por nosotros. Lo de Sor Damiana me ha parecido entrañable.

Isabel Corral Jam dijo...

"Anónimo", compartimos mesa muchos días a la hora de comer, así como otros espacios y respeto que no quieras identificarte públicamente. Te comprendo y te agradezco aún más tu comentario. Un beso.

Anónimo dijo...

se deberia tener mas servicios como el comedor para la gente que esta en la calle y asi evitan en cierta manera tener problemas.

Isabel Corral Jam dijo...

Hola "Anónimo", entiendo que has querido decir que faltan comedores. Es cierto y, por dicha razón hay mucha gente que está en la calle que no puede acceder a ningún comedor por falta de plazas.

Anónimo dijo...

Querida Isabel, tengo que felicitarte porque tu blog está mejorando con cada nueva entrada. Ahora el tono es más cercano,más entrañable, seguramente como tu eres. Supongo que habrás recibido más comentarios en este sentido. Me ha gustado mucho lo de la monja con el cucharón. Me encantaría conocerla.Sor Damiana.
Entiendo que no "pega" dentro del contexto de tu blog pero me quedo siempre con las ganas de saber algo más de tus aventuras en el desierto con tus seis camellos la perra, el gato y la brújula.
Trata de escribir con continuidad. Yo y muchos más te lo vamos a agradecer. Estás en racha.

P.SD.A mi también tu nombre me recuerda a Charly Parker, "the bird"

Isabel Corral Jam dijo...

Antes de nada quiero darte las gracias "Anónimo" por tus cariñosas palabras y por tu apoyo.
Sobre Sor Damiana te confieso que sin haber pretendido nada más que nombrarla y hacer una somera descripción de su personalidad, ha dado un resultado espectacular. Le encantó que la mencionara en el blog "porque nadie lo ha hecho nunca". Ahora está siempre sonriente y amable con todo el mundo lo que da bastante paz al comedor. Por cierto, he observado que desde entonces tiene mucho cuidado de no apoyarse en el cucharón y no tiene esa actitud controladora de antes.
En cuanto a mis aventuras en el Sáhara, están muy lejos en estos momentos y, al mismo tiempo muy presentes, porque a mis experiencias africanas debo mi capacidad de supervivencia en estos momentos.

© Isabel Corral Jam. Todos los derechos reservados.